Durante sus años de estancia en Nordholz, tiene lugar un acontecimiento que inspirará la serie «Sobre los acontecimientos de Brokdorf». Con él aborda el tema de una protesta anti-nuclear en la que no solo participa activamente, junto con otras 100,000 personas, sino que, al mismo tiempo, intenta traducir al papel el caos de las manifestaciones, la brutalidad policial, la desesperanza de los manifestantes y los posibles estragos que la energía nuclear podría causar en el paisaje, el mundo animal y los propios habitantes del lugar.
Son piezas de grabado y dibujo que muestran rostros desfigurados por el miedo, animales torturados, calaveras y figuras cancerosas junto a helicópteros, máscaras de gas y reactores nucleares.
La brutalidad de los cortes, roturas y fragmentaciones en la composición de los cuadros es una traducción directa de la brutalidad de aquella realidad.
La densidad de su dibujo quita el aliento y lleva al paroxismo, una forma de diseño que parece fuera de sí.
Así deben haberse sentido los manifestantes de Brokdorf, no por miedo a los agentes de policía, sino por miedo al poder corrosivo de la contaminación nuclear que no los amenaza solo a ellos, sino también a la naturaleza que los rodea.
Syring, 2001.
